De cerezas y picotas

Hace ya tiempo que se dejan ver en las estanterías, pero realmente es ahora cuando comienza la temporada de cerezas. ¿O de picotas? Porque cada año nos hacemos la misma pregunta al ver que ambos términos se usan de forma un tanto aleatoria. En realidad, es bastante sencillo distinguir unas y otras: el rabito de esta fruta es lo que marca la diferencia. Pero ojo, porque no es picota real todo lo que se vende como tal, según explican los productores de picota del Jerte. Actualmente -apuntan- hay tres variedades en el mercado: la cereza convencional (con rabito), la supuesta picota, a la que se le ha retirado este pedúnculo de forma artificial, y la picota del Jerte, cuyo pedúnculo queda en el árbol de forma natural en la recogida.

Pero, más allá de la diferencia física, ¿el sabor también es diferente en el caso de las picotas frente a las cerezas convencionales? Según explican los productores, la clave está en el crujido del fruto al comerlo y en el equilibrio entre ácidos y azúcares de su composición y sabor.


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¿Hay hambre? Marchando una cabecita de cocodrilo

Que los chinos se comen todo lo que se mueve ya lo sabemos hace tiempo. Y en su variada dieta no podía faltar el cocodrilo o, mejor dicho, su cabeza.
Este plato adquirió cierta notoriedad al ser presentado en un concurso de cocina en el año 2006. Desde entonces ganó gran popularidad entre la población del país asiático.

Se vende en los mercados junto a las sardinas, y se lo comen así bien rustidito. Estos chinos no hacen ascos a nada eh?