¿Qué mejor cena que una buena porción de pizza recién hecha? Pues eso.
Hace ya tiempo que se dejan ver en las estanterías, pero realmente es ahora cuando comienza la temporada de cerezas. ¿O de picotas? Porque cada año nos hacemos la misma pregunta al ver que ambos términos se usan de forma un tanto aleatoria. En realidad, es bastante sencillo distinguir unas y otras: el rabito de esta fruta es lo que marca la diferencia. Pero ojo, porque no es picota real todo lo que se vende como tal, según explican los productores de picota del Jerte. Actualmente -apuntan- hay tres variedades en el mercado: la cereza convencional (con rabito), la supuesta picota, a la que se le ha retirado este pedúnculo de forma artificial, y la picota del Jerte, cuyo pedúnculo queda en el árbol de forma natural en la recogida.
Pero, más allá de la diferencia física, ¿el sabor también es diferente en el caso de las picotas frente a las cerezas convencionales? Según explican los productores, la clave está en el crujido del fruto al comerlo y en el equilibrio entre ácidos y azúcares de su composición y sabor.
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¿Alguien se imaginaba cómo es un huevo de pingüino cocido? Pues es bastante grimoso, la verdad. Con esa cáscara transparente da una sensación de viscosidad que tira para atrás. ¿Te lo comerías?