Una vez firmé en una petición a través de la página supuestamente solidaria Change.org, y fue tal el bombardeo de emails que empezaron a llegar desde esa página a mi correo, que desde entonces no he vuelto a firmar nada ahí, por mucho que me interese el tema.
Hoy, gracias a un tweet he llegado a un interesante artículo en el que se explica el funcionamiento de dicha web de activismo y me reafirmo en mi decisión de no volver a participar en ninguna campaña solidaria que ellos publiquen.
Y es que Change.org, más allá de ser un portal de activistas y gente solidaria es un negocio muchimillonario. Tú al firmar dejas datos: correo electrónico, nombre, número de móvil y, por supuesto, en función de la petición que firmas, dejas rastro de tus intereses o tu forma de pensar. Los señores de Change.org venden estos datos, a 1,5€ el mail y a 6€ el teléfono. Según las campañas que vayas firmando van creando tu perfil en su base de datos y luego lo venden. El mal menor es que recibas montones de publicidad en tu correo, porque según con qué campañas simpatizas tienen información sobre tus intereses y sobre tu ideología.
La realidad es que Change.org es una empresa privada, una multinacional americana presente en 18 países. No hacen nada ilegal, puesto que hay mucha letra pequeña de esa que nadie se lee y casillas para marcar opciones de privacidad, de esas en las que nadie se fija, por lo que ni hacen publicidad encubierta ni tienen nada oculto. Pero tienen información sobre los millones de personas que pasan por allí cada día.
Como ya he dicho no es nada ilegal, hacen exactamente lo mismo que Google o Facebook, pero bajo la apariencia de campaña solidaria atraen a más incautos.