Algo tan sencillo como sacar el coche

Desde que empecé a encontrarme mal y estuve en el hospital hace ya días no había sacado mi coche del garaje. Y me daba miedo por primera vez en mi vida y no sé por qué.

No el hecho de conducirlo en sí, que un poco también por la flojedad que tenía encima, si no el pensar que podía ocurrirme cualquier percance y quedarme con el coche colgado en la calle. No sé, muy raro todo.

El caso es que me he ido de paseo, he vuelto a disfrutar de la conducción y todo muy bien. Prueba superada. Ya puedo empezar a ir a los sitios en coche.


Y llegó la enfermedad

En estas fechas tendría que estar publicando otro tipo de post, pero me temo que este año no va a ser posible. Y es que, inevitablemente, esta vez sí que la salud no acompaña nada.

La cosa viene siendo así: hará aproximadamente un mes empecé a notar ahogos al salir a la calle, me venía justo para llegar a la esquina de casa. Fui de urgencias, me miraron, no mejoraba, vieron algo raro en mi radiografía, me ingresaron, me hicieron pruebas y me dieron mi diagnóstico:

Tengo cáncer, de pulmón

Te lo sueltan bastante de sopetón, a mí lo que me dijeron exactamente, más que la palabra mágica, fue que mi caso lo iban a tratar en oncología. Claro, al escuchar esto ya te queda claro cuál es el diagnóstico.

Aunque al principio asusta bastante y lo primero que piensas es «joder, por qué yo», la verdad es que me lo he tomado con muchísimo positivismo y filosofía. Y lo que tenga que ser, será.

Yo hace apenas un mes, hacía mi vida normal y no me preocupaba por estas cosas, no me afectaban porque me encontraba (y me encuentro) perfectamente bien. Ahora está claro que no voy a empezar a vivir preocupada por si en equis meses o años voy a estar aquí o no, o cómo voy a estar. Yo hago mi vida normal con mi tratamiento, eso sí, de momento con algunas limitaciones y he cambiado algunas de mis prioridades.

Por ejemplo, me van a dar quimioterapia (de hecho, ya he pasado la primera sesión). Debo estar de baja en el trabajo, la cual alargaré todo lo que pueda, está claro (es la primera vez en mi vida que cojo una baja laboral). Durante mis largos meses de baja estoy empezando ya a hacer los millones de cosas que antes por vagancia nunca me planteé. Doy paseos, cocino, compro, leo, hago muchas cosas, y muchísimas más cosas que no podría enumerar aquí. Hasta podré viajar.

También tengo claro que de cara a próximas quimios empezaré a notar en mayor o menor medida algunos efectos secundarios, por lo que habrá días que me encontraré fatal y no podré hacer absolutamente nada. Lo comido por lo servido.

Tengo personas muy cercanas volcadísimas ahora mismo conmigo y apoyándome mucho, esto me ayuda un montón. En resumen, que me espera un poco anticipadamente esa vida de señora jubilada que todos ansiamos un poco.

Dicho todo lo cual solo me queda añadir que, por su puesto, si alguna persona afectada por un cáncer lee esto, acepto gustosamente consejos, recomendaciones, experiencias que me quieran contar, en fin, todo, porque creo que entre todos podemos ayudarnos mucho. Yo de vez en cuando iré contando cosillas y experiencias.

Y, por su puesto, mi próxima entrada en breve sí que será para desearos a todos felices fiestas. Pero esa será la próxima.


Las vacas peludas de Escocia

Una de las cosas que te puedes encontrar si te das una vuelta por las Highlands escocesas, a parte del Sr. Outlander (que ese ya os digo yo que no está) son las peculiares vacas de las Tierras Altas, también llamadas Hairy Cows. Serían la versión peluche de una vaca normal. Pero estas tienen cosas que las hacen algo diferentes de las que estamos acostumbrados a ver.

Por ejemplo, viven más que nuestras vacas y producen más terneros. Pueden correr a una velocidad de hasta 40 km. por hora, así que si te persigue una de estas mejor subirse a un árbol. Las hay de varios colores y sus cuernos pueden medir más de un metro; los cuernos les ayudan a escarbar y a encontrar algo que llevarse a la boca en los duros inviernos escoceses.

El pelo las protege de enfermedades, sobre todo en los ojos, de hecho son resistentes a muchas enfermedades y aguantan muy bien el frío, de ahí que en Escocia estén tan a gustito.

Por último, los británicos consideran que la carne de esta vaca es la mejor del mundo, por lo que un filete es un plato caro, será lo único medio decente que comen.