
Poco tengo que decir sobre la operación de rescate y posterior hallazgo del cuerpo sin vida del pequeño Julen.
Yo, al igual que todo el mundo en este país, he estado pendiente de las noticias sobre este caso durante casi dos semanas. Una espera desesperante cada vez que surgía una nueva complicación que retrasaba las labores de rescate. Y me consta que el tema ha tenido repercusión internacional con seguimiento en muchos países.
Y, al igual que mucha gente, tengo mis propias teorías (que pueden ser erróneas) sobre este terrible suceso. Teorías que de momento no voy a publicar aquí, primero que se pronuncie la Guardia Civil cuando terminen las investigaciones.
De momento solo puedo enviar un mensaje de reconocimiento a esos ocho mineros que se han jugado el pellejo bajando a ese pozo en condiciones tan precarias, así como a todos los profesionales y voluntarios que han estado 13 días al pie del cañón. Y por supuesto, reconocimiento también para los vecinos de Totalán, que se han volcado con la familia del pequeño y con el equipo de rescate.
Y a los padres de Julen les envío un abrazo sincero y un mensaje de ánimo.
Descansa en paz, pequeño Julen.